El territorio felino 1

Introducción

Respecto al territorio, el gato es partidario del gentleman's agreement. Su ocupación del espacio resulta tan discreta que las desavenencias con sus semenjantes son mínimas.


La noción de territorio ha adquirido, desde hace unos cincuenta años, una gran importancia en etología, y resulta interesante preguntarse si el gato los siente del mismo modo. En primer lugar recordemos qué entendemos por territorio: el área, el entrono del nido, cueva o guarida, que un animal, una pareja de animales o un grupo defienden y en la que está prohibida la entrada a representantes de la propia especie y con mayor rotundidad a los de otras especies. Estudiado hasta ahora sobre todo en lo pájaros, está presente también en los mamíferos y en otros animales.

Un animal que posee un territorio puede salir para circular por una superficie lo suficientemente amplia que representan su espacio vital; dado que este último constituye a menudo su "territorio de caza", puede nacer una lamentable confusión entre las dos zonas: el animal puede encontrarse a sus congéneres en su propio territorio, ya que los espacios vitales de los sujetos de una misma especie se superponen.

Existen otros tipos de territorio, destinados, por ejemplo, a las exhibiciones nupciales o al sueño. En los animales que viven en sociedad o en colonia el territorio es a menudo estrechamente reducido. Es el caso de los pájaros, cuyos nidos, en general, están muy juntos; se puede entonces instaurar un sistema conjunto de defensa de la colonia. No obstante, la sociabilidad y el comportamiento territorial se consideran inversamente proporcionales.

Pero ¿qué le sucede al gato?, y ante todo, ¿nos encontramos ante un animal solitario o sociable? Su fama nos lo presenta habitualmente como solitario, igual que la mayor parte de los felinos. Entre éstos, los leones constituyen la excepción que confirma la regla ya que, por el contrario, viven en grupo.

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