De viaje con el gato 2

En coche.

Incluso en el caso de desplazamientos cortos, es mejor utilizar un cesto o una jaula; si el gato es particularmente tranquilo y confiado, se podrá hace una excepción de la regla y permitirse acurrucarse en la rodillas de un pasajero, aunque el cesto deberá llevarse siempre a mano.
Cuando se utilice, éste deberá ir colocado de manera que no se caiga en el caso de frenazo brusco o de un choque. Sobre todo, no se puede meter nunca el gato en el portaequipajes, ni dejarlo encerrado en un vehículo poco ventilado y expuesto al sol, porque existe el riesgo de que sufra un golpe de calor.

Si el viaje dura muchas horas, hay que darle agua fresca al gato, y permitirle hacer sus necesidades de vez en cuando.

Es mejor no darle mucha comida antes de salir, porque podría sentirse mal durante el viaje. Algunos gatos de marean al ir en coche; en ese caso es preciso pedir consejo al veterinario que prescribirá un fármaco antináusea; si el animal está agitado y parece desasosegado pero no tiene arcadas, necesitará únicamente un tranquilizante.

En tren o en autobús.

 En los trenes y en los autobuses los gatos son generalmente aceptados sólo si están bien encerrados en sus cestos o jaulas; en algún caso, esta permitido a los pasajeros llevarlos con traílla. Las tarifas son mínimas, pero conviene informarse de antemano.

Comentarios

Entradas populares